lunes, 23 de noviembre de 2015

Vainilla

La loca me mostró con detalle a Cartier-Bresson, le gustaba leer a Bolaños sentada en la pista, sonreía constantemente a veces sin saber por qué ...su ezquisofrenica actitud de usar los labios como mediador de los por qués y demás preguntas sin razones nos jugó al final una mala pasada. Me gustaba oirla decir que bailaba sola antes de ir a la ducha, su pasión por la escena y unas desdichadas incoherencias en las dinámicas de sus movimientos. La patología la asumía su ternura, cierta psicopatía para hablar de los cómo, de los dónde, de los cuándo, de dejar la tierra sin polvo y así contradecir al viento que rosaban sus manos; entonces decidí alejarme, como lo hago desde hace un tiempo...en silencio y sin retorno.
La última vez que la vi lloraba en la noche la solución implícita a los hechos .
La loca, es una buena chica, aunque eso, aún, ella no lo sepa.











soy un orgulloso, pero antes que eso... soy sumamente débil... pese a mi rudeza.
Soy...un corazón herido.

Perdónenme eso.

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