martes, 10 de enero de 2017

quedarme en la casa de un amigo y no en la mía, no es por ningún motivo una simple ocurrencia.




por su puesto mantenerme solo, es una recurrencia, una insistencia a un intervalo de tiempo congelado donde nada ni nadie me toca, una distancia considerable a una casa que ha sido reconstruida poco a poco, y modificada con los nuevos usos, pero el trabajo laborioso que implicó y la pintura por secar, evidencia aún la necesidad de tiempo. Sé de mis defectos, un arquitecto sabe donde están mejor puesto los ladrillos, y en que lugar gotea la lluvia, pero no es momento de hacer muchos movimientos, a este cuerpo le quedan ganas de estar tranquilo por un momento, desde lo que ya conoce, afianzarse...
Claro, no todo es una defensa desde mi posición, mi lugar en aquel espacio también tiene sus ventajas.. encantado de la diferencia siempre, abrumado por lo nuevo, por lo raro, por lo feo, y claro aquello inverbable que puede hacernos sentir lo que carajos! dios santo no se cómo decir. Tener clara mis limitaciones me permite moverme sobre mi eje, en órbitas sinuosas, donde disfruto de observar y conocer... y otra vez, quedarme donde antes estuve....
ja...
pero todo esto...ya es cuento conocido.



















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