No la culpo, pero debería entenderme, me conoció con esta vida, y sabía que no podía salir de ella ;es de por si mi gloria y mi condena.
¿el engaño? el engaño derrepente fue creermela, que talvez con el tiempo esto podría cuajar; ja, no pudo ser más ingenuo, no pude ni mentirme a mi mismo, y eso que suelo ser fácil de convencer. De cualquier manera aún falta la formalidad, la llamada por teléfono, el susurro tímido de un adios provisional, ese que aún deja migajas en varios sentidos.------->ya veremos.
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