jueves, 7 de julio de 2016

Nada te pertenece,
tú no has perdido tampoco tu belleza en medio de la peste.
El cemento es agrio, triste el tiempo irremediable.
¿Serás aún tan inexperto como para no ajustar tu torno
a las flores que brotan irreprochablemente en tu destreza?
No es tan extraño caminar en la ciudad como en una película
en trasnoche
y el semáforo puede
cambiar instantáneamente de color, un auto perderse
en urbanizaciones desiertas y tú no detener tu obstinada caminata.
No husmees tampoco demasiado en vitrinas apagadas
y aprende que tu ser no necesita consejos sombríos.
Una misma visión unifica el oficio
y la técnica aprendida en tu taller artesano permite transformar en lucidez al
inexcusable invierno.
Esto no es aún el Paraíso pero puede llegar a serlo
y aquí sólo verás lo que ha sobrado: basura
como rastrojo, noche tan vacía como esta olla que ni el fogón quería y lo que
faltan son brazos
tan poderosos como tú en una ciudad aún ignorando
que tú llegas para sostenerla.
Estás en Lima: ahora sabrás
que esta ciudad se engulle tan rápidamente al provinciano,
y si esta destreza no florece en las calles
tampoco podré cosechar limpiamente lo que he producido
::
-Libro del maestro en mecánica de tornos (2)-
Enrique Verástegui




carajo.

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