jueves, 27 de abril de 2017

os

no estigmatismo la absurda rutina del oficio, de aprender la técnica.
las tazas de café a lo largo del día, lo pertinente de comentarios aislados cruzando la oficina en referencia a lo trabajado.
Me he convertido en diseñador. Y me gusta.
en la universidad, siempre fue en lo que más sobresalí. Nunca me intereso leer los reglamentos, ni mirar referentes, pensaba absurdamente que la conciencia debía expresarse libremente en busca de una propia identidad. Admiraba el trabajo de Miralles porque veía en él aquello. Reducía la parte técnica al "criterio común"  y en uno u otro consejo de algún buen amigo. Nunca sentí aprecio dogmático a ningún docente. Sentía mas bien, un olor a naftalina en la mayoría. Aborrecía eso. 
Aprecie siempre a Karina (y ahora también a sus ciudades invisibles), y el hecho que me diga, cuando le lleve algún plano en digital, que no los traiga más, que yo debía usar mis manos siempre.



Pero... son las escalas mas grandes, las que también me roban la atención...
el urbanismo, el planeamiento territorial...
siempre pensé en el territorio como una pieza de arte con lenguajes propios a los que entender, la profundidad de su lectura me emocionaba, me hacia querer usar las manos de nuevo.
...es una deuda.
en su momento...aún me queda cuerda en donde estoy.
:)



















isabel está creciendo.
y en septiembre viajo a europa.

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