no tiene mucho sentido hablar del día a día...lo trascendente es pues aquello que va significando cada cosa en los intervalos de tiempos, lineales o no, el valor que uno pone a las partes para armar el todo, nuestro todo...
el valor de las cosas...
el valor
entiendes entonces, que en cierto sentido las casualidades no existen, que las implicancias mentales de las decisiones que tomamos son evidencia de lo que en realidad significan las cosas para nosotros, mas allá de las palabras, mas allá de las propias acciones.
estamos donde queremos estar
la pregunta es...
estamos donde debemos?
y el deber no como una situación forzada, o determinación social alguna, hablo de una especie de engranaje correcto y amónico con el propio cosmos, aquel lugar epifánico donde el hormigueo en el pecho empieza a convertirse en flores brotando de las yemas de tus dedos y entonces acaricias con sutileza todo, tu todo; tú, todo; mientras se dibujan sonrisas de diversos tamaños en tu rostro. Tal vez pase por ahí esa vieja palabra de siempre, felicidad.
hoy escucha a norah jones
aunque la niebla.
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