lunes, 12 de septiembre de 2016

Apunte.

Extracto de columna de Alberto Adrianzén el 8 de septiembre, La República.

David Harvey, siguiendo a Robert Park, afirma que “la cuestión del tipo de ciudad que queremos no puede separarse del tipo de personas que queremos ser, el tipo de relaciones sociales que pretendemos, las relaciones sociales con la naturaleza que apreciamos, el estilo de vida que deseamos y los valores estéticos que respetamos… El derecho a la ciudad…es un derecho a cambiar y reinventar la ciudad de acuerdo con nuestros deseos”. Por eso la ciudad es un reflejo de lo que somos o, como diría Park, “al crear la ciudad el hombre se ha recreado a sí mismo”.
Todos sabemos que Lima no solo es una ciudad caótica y con pésimos servicios. Es sobre todo una ciudad que segrega a sus propios vecinos. Todos sabemos dónde viven los ricos y dónde los pobres. No existe, por lo tanto, una convivencia social sino más bien una frágil coexistencia que nos separa y que está a punto de estallar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario