miércoles, 7 de septiembre de 2016

desierto

hace un año o un poco más, descubrí a ciencia cierta el origen quingnam de mi segundo apellido, ese del que nadie de mi familia daba cuenta...
Relacione entonces el origen del padre de mi abuelo, aquel sujeto que nunca estuvo al tanto de Jorge Issac. Contumaza su procedencia, y entonces traslape el hecho que el último reducto muchik/chimu hasta los años 30 anduvo por aquella parte del sur de cajamarca.
Mi cabeza emocionada por supuesto lo asoció a un sentido de pertenencia aún más fuerte a mi lugar de nacimiento. Entonces empecé a admirar a los arquitectos de aquella época, cómo de pronto, desde el conocimiento basto de su entorno habían pasado de esquemas urbanos verticales, a ciudadelas extendidas ampliamente horizontales, la experiencia les había costado el fracaso de todo un pueblo. El desierto, el lugar, las estructuras ecológicas, su materia...soy de los que cree que la poética encarna solo la visión holística de las cosas en función de su propia naturaleza, me pareció sentir que aquellos chimú lo entendieron.
Recorrí hace unos meses de nuevo aquellas ruinas, pase mis manos por sobre sus muros y me dejé sorprender por sus pasadizos, como nunca antes lo había hecho. Me puse a pensar en la vida en aquel tiempo, en las tradiciones y creencias... sentí cierta rara nostalgia... y me quedé con la pregunta, eso bastó en aquel momento.
Estructuras incas proyectadas por arquitectos chimú rondan parte de la arqueología de departamentos de centro del país, pues en su política de asimilación, los incas entendieron que eran los chimu quienes dominaban aquel territorio árido...
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voy a volver a trujillo,
lo supe bien desde que me fuí.











aún me estoy formando
no me apuro

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