sábado, 26 de mayo de 2012

Aquel universo donde viví


A veces ver a la arquitectura vernácula como un ser extraño, casi silvestre, nos hace verla como un objeto de museo. Mirar está bien, pero vivir ahí…ni loco, diría tal vez el común de la gente. Quien redacta en esta ocasión tiene el privilegio de haberse formado en un universo paralelo al de las grandes inmobiliarias o las casas modernas de la actualidad. Pues sí, el suscrito vivió y formó toda su infancia y casi toda su adolescencia en una casa de arquitectura vernácula. Y la experiencia es increíble.

El 2007 por decisiones personales, tuve que venir a estudiar a la capital, a incorporarme a una nueva ciudad, desconocida hasta entonces. El cambio de escala, fue un gran problema en principio, sin embargo se sabe que la habilidad del hombre por excelencia es su capacidad de adaptación.  Pues así fue, me adapté.En ese tránsito también tuve que acostumbrarme a la nueva escala que suponía vivir en una vivienda mas “moderna”. Las grandes alturas que ofrecía mi casa en Trujillo fueron remplazadas por techos de tan solo 2.3 metros de alto, lo suficiente dicen, para vivir en comodidad. Una nueva vivienda más eficiente, de ladrillo y concreto, diseñada por un señor arquitecto “que sabe lo que hace”, empezar a vivir en una burbuja porque ha tu vecino del costado nunca jamás le verás la cara. Y hasta pareciera que todo ello te invita a individualizar el mundo. Tú como centro de todo.

En el recuerdo quedará aquel espacio inmenso, infinito que era la sala, su techo de carrizo, las vigas de madera, el tapial de pared, la frescura del lugar ocasionada por la gran altura. En mi recuerdo quedará aquel pasadizo iluminado por una claraboya, que hacía las veces de linterna, e iluminaba cada pedazo del espacio, siendo el centro de atención de todo. El patio al fondo acompañado de la cocina, el lugar mas cálido de aquella vivienda, no solo por como estaba hecho, sino que en el imaginario de la gente, era el lugar de reunión por excelencia. La gente come y comparte.

Sí pues en el recuerdo quedará esa relación barrial que existía, vecinos con vecinos, unos con otros, más que vecinos, amigos. Todo ello fuera del alcance acá en la capital. Remplazada por una vivienda de ”mayor calidad” .Me pongo a pensar, que es mejor, la eficiencia de esa casa moderna, malas réplicas de una maquina para habitar. O en cambio arquitectura como esta pieza de museo que es mi casa, y ni siquiera eso ¿Como entender la arquitectura? ¿Para vender o para vivir?

Jorgesaúl Vásquez Chigne

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