miércoles, 9 de mayo de 2012

hchc

y aveces me pregunto, cuantos subproductos de arquitectos de verdad pensarán, miro al profesor, y me contesto yo solo...no muchos...                               hablarles de religión? de costumbres? de conexiones naturales con su medio......abrirles la cabeza, es como enseñarle a leer a un ciego, o peor aún a alguien que, por voluntad propia, ha decidido cerrar los ojos, je.......que difícil...                                                                                 aaaaaahhhh lo técnico y necesario...ffff......................aburrido.



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Don Matías Piminchumo suele tejer todas las tardes sus redes junto al muelle de Huanchaco.  Piensa que las cosas ya no son como cuando era joven. Ya no llegan los burros  con camotes, yucas o choclos desde la quebrada del Deán Saavedra. Los “wachaques” que pintaban de  verde las playas desde  Chan-chan  hasta Santiago de Cao se han secado en su mayoría. Sólo quedan unos cuantos, de dónde saca las totoras para tejer esos caballitos en los que todavía sale a pescar en las mañanas y por las tardes. Don Matías ha tenido que ver partir a su hijo a la ciudad, para buscarse la vida. Lo visita los fines de semana y le angustia oír las quejas de su nuera, de  que vive con el tufo ebrio y la mala rabia de quien no tiene trabajo fijo y ha perdido el color del mar en la piel y el espíritu. Sin embargo en la cabeza le está dando vueltas la idea que sus manos están tejiendo algo que puede ser una esperanza. Que estos últimos años han empezado a llegar muchos turistas y todos ellos se quedan asombrados viéndolos cabalgar sobre las olas y enterarse que ellos, jinetes en sus “caballitos de totora” no creyeron en horizontes. Que la totora y el mar, milenarios amigos de su raza, están como siempre ahí para ayudarla. Que hay todo un mundo al que se le puede decir con orgullo “estos somos los huanchaqueros, señores de la totora y el mar”.
                                ANREC[1]
La investigación giran en torno a un problema social evidente, la pesca artesanal en “caballitos de totora”, de gran valor histórico, turístico, cultural y social para el Perú, y por sobre todo para el pueblo de Huanchaco, es actualmente una actividad laboral no rentable[2]. La gran mayoría de pescadores en huanchaco deben, hoy en día,  dedicarse a otra actividad en paralelo para poder solventar los gastos de la canasta familiar[3]........


[1] Asociación Nacional de Rescate Ecológico y Cultural.
[2] www.revistapescaperu.com – Suplemento de Economía y Negocios Emprendedores – Por Andrea Fernández C.
[3] Entrevista realizada al Vicepresidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Huanchaco, Sr. Hermenegildo Díaz-Agosto 2011



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